Tigre, Buenos Aires, Argentina.
En el año 2020 tuve por primera vez una cámara. El único "problema" que tenía era que no podía salir de mi casa. Fue entonces que, en un arrebato de emoción por mi nuevo juguete, decidí intentar unas fotos en mi jardín. Empecé a registrar mejor los tiempos de la naturaleza, empecé a valorar la belleza que ya tenía alrededor y nunca había notado. Aprendí que el mundo es el museo por antonomasia, donde obras de arte se desenvuelven frente a nuestros ojos sin cesar. Es tan abrumador que hemos dejado de valorarlo.